lunes, 20 de enero de 2014

Para todos aquellos que os hayáis perdido alguno de nuestros artículos de nuestro blog, volveremos a editar unos cuantos, para refrescar la memoria y gozar del arte.

El que a continuación editamos, corresponde a un grabador español. Lamentablemente en nuestros días, el grabado no es temática elegida por los artistas del siglo XXI, y su desarrollo está entrando en un periodo de franca decadencia, en parte también por el avance de las nuevas tecnologías y medios digitales.

Como homenaje al grabado, a su técnica y su gran creatividad, re-editamos el artículo dedicado a Genaro Pérez Villamil, aparecido en el número 343- Julio-Agosto-2013


ESPAÑA ARTÍSTICA Y MONUMENTAL
COLECCIÓN DE GRABADOS DE GENARO PÉREZ  VILLAMIL


El grabado puede definirse como: una estampa original, que se ha realizado con buriles sobre una plancha de metal.  En la actualidad se ejecutan grabados en multitud de soportes.

Los orígenes de esta técnica artística en Europa se encuentran en el siglo XV, donde han sido documentados los primeros grabados a la fibra, tras el florecimiento de los molinos de viento en Alemania, Francia e Italia. Son dibujos marcadamente góticos, tallados de forma muy rudimentaria en tacos de madera. En el siglo XVI, la Europa del Norte utilizaba indistintamente la xilografía, un siglo más tarde la calcografía.
En el siglo XVIII, el grabado se populariza y alcanza su máximo esplendor en Venecia, Republica que se convierte en el centro productor de grabados de gran belleza, consolidando de esta forma, una tradición editorial proveniente de siglos anteriores. En estos años se desarrolla la llamada Vedute (Vistas), la capacidad pictórica para mostrar la realidad urbana y social.

Durante el siglo XIX, los procesos industriales posibilitaran la aparición de nuevas técnicas, adaptadas a los gustos del público, surgiendo la litografía, inventado por el bávaro Aloys Senedelfer. Una técnica que permite imprimir grabados de forma industrial, convirtiéndose en un objeto de consumo de masas, popularizándose desde entonces el coleccionismo de estampas y grabados, un mercado que anteriormente era considerado elitista y aristocrático.

Esta breve introducción del grabado, permite apreciar en toda su magnitud la colección de litografías de Jenaro Pérez Villaamil, España artística y monumental: vistas y descripción de los sitios y monumentos más notables de España (1842-1850), de la cual presentamos una selección en este artículo, y que corresponde a una serie de grabados realizados por los principales litógrafos de Paris, a mediados del siglo XIX. Entre 1842 y 1850, la prestigiosa editorial Hauser de París publicó los treinta y seis cuadernos de la obra en tres volúmenes. En un principio la obra se vendía por entregas desde Paris. 






Genaro Pérez Villamil (1807-1854), fue uno de los mejores paisajistas del Romanticismo español, poniendo de moda la pintura de paisaje en la España del siglo XIX. Nació en El Ferrol, iniciándose en el dibujo topográfico con su padre, profesor de la Escuela Militar de Santiago. A los 8 años obtiene el cargo de profesor de perspectiva. Continuó sus estudios en Madrid, al trasladarse a la capital con su familia. En 1832 asiste a la tertulia romántica de “El Parnasillo” con José de Espronceda, Patricio de la Escosura y Ventura de la Vega.








Realizo varios viajes por España en compañía del pintor romántico inglés David Roberts, buscando los paisajes y escenas pintorescas que integrarían la edición de esta"España artística y monumental". Las láminas iban acompañadas por textos de Patricio de la Escosura. También realizó numerosos viajes a Francia y a Bélgica, residiendo durante una temporada en Bruselas.  En 1835 recibió la cátedra de paisaje en la Escuela de San Fernando, llegando a ser director de la institución en 1845. Se relacionó con Isabel II, llegando a ser pintor de cámara, falleciendo en Madrid en la plenitud de su fama.










Una obra realizada con sumo cuidado en los detalles, exquisitez en la selección de temas, precisión y preciosismo, idealizando entornos en una clara interpretación romántica,  y en algunas de las obras, el juego lumínico es de notoria intensidad, aunque sus paisajes se caracterizarán por una neblina dorada, que otorga un aspecto romántico a la composición, el empleo de figurillas para dar mayor vitalidad al conjunto y el recurso de una amplia perspectiva.

Marta Teixidó



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