martes, 7 de enero de 2014

Empezamos el año en el blog de la revista Gal-Art, deseando lo mejor para este 2014 a todos nuestros lectores y suscriptores. Y que mejor 
forma de hacerlo que con un artículo sobre arte, pero esta vez  
dedicado a las obras donde los animales, directa o 
indirectamente son protagonistas de la obra.

Un artículo curioso e interesante que apareció hace escasamente unos meses, concretamente en el número 342 - Agosto-Septiembre de 2013, en la sección En un tiempo, en un lugar


LOS ANIMALES:
RAZÓN Y PRETEXTO PARA LA OBRA ARTÍSTICA


A mitad de camino entre el animal de compañía y el compañero artístico o literario, estos seres han sido para muchos escritores  y pintores, objeto de los más intensos afectos, pero también han sido una ventana a la creatividad, y una fuente de  inspiración de relatos y obras únicas.

La animalística o arte animalista es la denominación  que recibe el arte donde el animal es protagonista, o forma parte importante del contexto de una obra.

La pintura y la escultura animalista son dos géneros artísticos que a lo largo de la historia han sabido dar simbolismo al arte.  En la jerarquía de géneros, a la animalística  se le supone un valor inferior a la representación de la figura humana, especialmente en el ámbito pictórico, y se relaciona comúnmente con paisajismo o los bodegones.

Los animales domésticos y las especies cinegéticas han sido las más representadas en el arte,  siendo la principal el caballo o el llamado arte equino, cuyas  distintas manifestaciones  son el retrato ecuestre, la pintura de caza, la pintura de batallas y otros subgéneros de la pintura de historia.


Ya desde los tiempos de la Roma Imperial, la relación entre los animales,  la vida y el arte romanos fue larga y permanente. Centrándonos en el mundo de la mitología, el nacimiento de Roma está  relacionado con la  crianza de Rómulo y Remo, fundadores de la Ciudad Eterna,  que fueron abandonados cruelmente por su tío, para luego ser salvados por una loba. 

Los perros en el arte, como en la vida, encarnan  la fidelidad. Libres, desinteresados y sensibles: lo que todo amigo debería ser. Compañero inseparable de la especie humana durante siglos, el perro es un habitual también de las expresiones artísticas, en las que se observa la evolución de sus funciones en la sociedad: de su primer papel como cazador pasó a vigilar los rebaños del pastor, de ahí a proteger la casa y los bienes del campesino, para después entrar en la civilización urbana como animal de compañía. Las etapas de este idilio nunca interrumpido entre el hombre y su animal predilecto aparecen en una rica iconografía que permite observar la transformación de las razas y su constante adaptación a las diferentes situaciones.


Con respecto a los gatos, su plasmación en el arte es mucho más compleja. ¿Se les pude calificar de:  ¿Burlones?,  ¿Perezosos?,  ¿Rencorosos?,  ¿Tiernos?,  ¿Curiosos?, ¿Inteligentes?, ¿Independientes?... Hace cinco mil años que vive entre nosotros, a sus anchas en todos los continentes y latitudes, igual de cómodo en la casa del campesino que en el más refinado salón aristocrático.

El gato que sestea sobre la butaca es una presencia amable, tranquilizadora, casi un símbolo de la paz hogareña. Y, sin embargo, en sus gestos se trasluce la existencia paralela de una bestia terrorífica... El gato es un animal doméstico, es cierto, pero no está verdaderamente domesticado, y esa personalidad ambivalente le ha permitido conquistar un lugar capital en la cultura y en el arte, en el universo literario y en los cuentos de hadas. Su representación figurativa dentro de la historia del arte,  es posible encontrarla tanto en los frescos de la civilización egipcia, como a los felinos inolvidables de Picasso, Matisse, Chagall o Warhol." 

En relación con los pájaros u otras aves, el simbolismo de los primeros es mucho más explícito: la libertad. Basándonos en la naturaleza, son menos domesticados que los perros y los gatos, por lo que precisan de estar enjaulados para que el ser humano pueda gozar de su compañía. Son escasas las ocasiones en que han sido protagonistas absolutos de obras pictóricas. En la mayoría de ocasiones, van acompañados de la figura humana, en representación de un sentimiento de atadura, falta de libertad o encarcelamiento de la misma.

En el caso de las aves de corral, casi siempre plasmadas en las naturalezas muertas, en caso de ser pintadas vivas, pueden tener connotaciones simplemente caseras, de manifestación de futuros alimentos comestibles.

Al cordero se le relaciona con la inocencia, aunque su imagen artística está estrechamente relacionada con la liturgia católica: es la representación mística de Cristo como Cordero de Dios, conocido también como “Agnus Dei”, aunque también dentro de la representación iconográfica de esta religión, se le relaciona con varios santos, a la vez que también es emblema heráldico de muchas iglesias.

Como puede observarse por las distintas obras plasmadas en este artículo, la historia del arte está salpimentada con imágenes de animales que resuenan hasta el día hoy.

Marta Teixidó 





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