Un nuevo artículo para nuestro blog, como siempre, extraído de uno de los últimos números de la revista Gal-Art.
Un merecido reconocimiento a un singular pintor y dibujante.
HOMENAJE A JOAN BARBERÀ
A finales del 2013
nos dejó un artista de gran sensibilidad, meticuloso, preciso, perfeccionista,
irónico, todo un ejemplo de fuerza y superación vital, una persona integral tanto en
su forma de vivir como en la de trabajar. No era artista por
formación, sino que fundamentalmente lo era por vocación por las artes en
general y plásticas en particular. Pintor de origen, excelente y distinguido
grabador en el arte más importante de su vida.
Nacido en el 1927 su trayectoria ha sido
fértil y larga. Ha trabajado en todos
los campos: en el del grabado, la pintura, el dibujo, la bibliofilia, la
edición de libros... es decir, un claro sentir por todo aquello que son las
artes en papel y esta concepción global del arte. Fue nombrado miembro
académico en el 2002 para la Real Academia Catalana de las Bellas Artes de Sant
Jordi de Barcelona.
Presenta una obra rigorosa, virtuosa,
profunda con gran sensibilidad que denota sus conocimientos técnicos al
servicio de una intensa creatividad. Conocedor del estilo clásico, evolucionaba
hacia un estilo personal propio, de formas y colores, estructuras y
significaciones. En efecto, el gran
conocimiento que tiene de las diferentes técnicas gráficas hace que de sus
obras emerja una calidad matérica difícil de igualar. Barbarà es como un
alquimista, que descubre nuevas fórmulas y métodos en aras de transformar la
materia. Tanto sus veladuras como los pigmentos y collages contribuyen a hacer
posible un todo unificado, sereno y coherente. Su buen hacer queda
latente en sus pinturas de bodegones, en grabados como la serie «Negre
sobre Negre» o los de la temática de la antigua Grecia y en sus libros de
Bibliófilo: «De París a Olot» o de «Eivïssa, Esguard sobre les Pitíuses».
Nos dejó
durante su retrospectiva dedicada a la Mediterránea en el Museo de
Montserrat, presente en la sala Pere Daura, comisariada por su hijo Tristán
Barbarà y Francesc Miralles.
Exposición itinerante e internacional, está prevista que vaya a Francia e
Inglaterra: al Museo Goya de Castres, la National Gallery de London y la
Bibliothèque Nationale de France. La muestra tiene como fiel conductor la
temática de la Mediterránea, seguramente su gran pasión, la naturaleza en sí:
paisajes, montañas, árboles, arquitectura y personajes.
Nacido en un momento clave de la historia
del arte en Cataluña. Con 16 años inauguró ya su primera exposición en una
sala de Sarria cuando corría el año 1943, junto con nombres reconocidos como
Joan Ponç y Arnau Puig y todos aquellos que son la antesala de los miembros de
Dau al Set. Empezó trabajando en Barcelona, su ciudad natal, en el taller de
Francesc Mèlich. Posteriormente al igual
que los artistas Modest Cuixart y Antoni Tàpies en 1956 recibió oportunamente
una beca del Instituto Francés de Barcelona y marchó a París a
trabajar en varios talleres calcográficos. Esta etapa fue su cuna de
aprendizaje, donde vivió intensamente la relación con el mundo de los artistas
de las vanguardias y aprendió y profundizó en todas las técnicas del campo del
grabado.
Lo hizo en los mejores talleres
posibles de la época: en el taller de Georges Leblanc y en el de Roger
Lacourriere. Luego creó junto a Lluís Bracons el Atèlier de Recherches
Plàstiques et Téchniques Calcographiques. En 1966 el editor Gustavo Gili lo
llamó para que llevara su Taller de Grabados. Más tarde sería Maeght quién
solicitaría su sabiduría hasta que en el 1973 se trasladó a su
definitivo taller propio, el Taller 46 Barbarà, donde los artistas que
van a crear allí, no encuentran límites, pudiendo realizar
desde grabados para libros para bibliófilos hasta obras de dos metros
de dimensión. El taller continua vigente y perdura con sus tres hijos Virgili,
Tristán e Isolda y sus tres nietos Pau, Guifré y Om.
La mezcla
de síntesis de artesano y artista de Barbarà, unido a lo que aprendió,
profundizó, experimentó y convirtió en un ilustre el proceso del
grabado, propició que muchos de los artistas contemporáneos de
inclinaciones más diversas requirieran su colaboración: Miró, Beuys, Cuixart, Picasso,
Chillida, Dalí, Chagall, Matisse, Mason, Hartung, Fontana, Vasarely, Saura,
Ponç, Tapiès, Barceló o Plensa, por citar algunos. Esta relación fue
posible por sus conocimientos, por su entusiasmo y humildad, porque supo
plasmar y tratar la idea del artista en una plancha para ser estampada y crear
un grabado, una obra de arte. G.A.
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