lunes, 16 de septiembre de 2013

La tercera semana se septiembre, la comenzamos con un artículo aparecido también en la sección El Internauta Pictórico
correspondiente al número 323 - Febrero/Marzo 2011,  dedicado a uno de los artistas más geniales  que ha dado Italia: GIOVANNI BOLDINI. 

Pintor de género  y retratista, perteneciente a la escuela de París. Según un artículo publicado en la revista Time, en 1933. Boldini  era conocido como el "Maestro del Swish (Elegancia)". Sin embargo, en realidad estamos ante un pintor vanguardista. Su pintura alcanza el grado de elegancia y sofisticación, independiente de los parámetros generales, 
que subrayan como estándar, los críticos y expertos de aquel momento. 
La intensidad de sus colores y la nitidez que logra con ellos son los aspectos que lo diferencian.




Nacido en Ferrara, (Italia), el 31 de diciembre de 1842 – y fallecido en  París, el 11 de enero de 1931, fue  un pintor de estilo academicista, muy purista, que, dotado de una gran técnica, fue  capaz muy pronto de imitar a Rafael,  y a los grandes pintores de vistas venecianas como Canaletto o Bellotto.

Dado su genio precoz, siendo muy joven empezó las lecciones de dibujo en Ferrara. En aquellos inicios sintió una gran fascinación por los pintores del Quattrocento italiano.

En 1862 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Florencia, a las órdenes de Enrico Pollastrini. Frecuenta en Florencia el Caffé Michelangelo, centro de reunión de los artistas de la ciudad, donde se discute sobre arte y las nuevas tendencias y sintiéndose atraído por esas reuniones de aristócratas y de la alta burguesía, lo desarrollará toda su vida. A esas clases sociales, a su gusto por lo académico y a su inclinación por el retrato, dedicará gran parte de su obra. En 1866 viaja a Nápoles y en 1867 viaja por Francia y Montecarlo, donde pinta «El General español», obra dotada de una profunda carga psicológica.

A pesar de haber pasado una temporada en Londres, en un estudio en el centro de la ciudad, y de ser un lugar muy frecuentado por la alta sociedad londinense, será París la capital donde podrá desarrollar su carrera. Allí se instala en 1871, en un estudio en la Place Pigalle, donde vive con Berthe, una modelo. Su estilo deslumbrante sedujo a las damas de más prestigio de la capital. Boldini se hizo amigo de Edgar Germain Hilaire Degas, pintó retratos de sus contemporáneos como John Singer Sargent, «Sargent con su bastón» y «Joaquín Ruano».

Trabaja para el más importante marchante de arte parisino, Goupil, para quien ya trabajan pintores de mucho éxito, como Mariano Fortuny o Ernest Meissonier. Pinta cuadros de género, de ambiente dieciochesco, muy en boga por aquel tiempo.

En 1874 expone con gran éxito en el Salón de París su cuadro «Las Lavanderas». Termina su relación con Berthe e inicia una nueva con La condesa Gabrielle de Rasty, quien se convertirá en su musa y en su referencia para el nuevo ideal femenino que quería llevar a sus cuadros. Es solicitado por la alta sociedad, por el «bel mondo» de su tiempo. Empieza a ser considerado como «el maestro de la elegancia» por lo exuberante y favorecedor de sus retratos, su brillante colorido y la sensualidad con la que inmortalizó a las grandes figuras de la sociedad parisina y londinense de la Belle Époque.

En 1886 retrata por primera vez a «Giuseppe Verdi» en lienzo, pero no satisfecho con el resultado lo vuelve a retratar tiempo después al pastel sobre papel en solo cinco horas. Es quizás su obra más célebre e imagen ya inseparable de la figura histórica del compositor italiano.

Tras conocer la obra del pintor sueco Anders Zorn, a partir de los años 90 acomete pinturas de gran formato. En 1892 se instala en Montorsoli (Italia), dedicándose a la realización de un «Autorretrato» encargado por el Museo degli Uffici. Vuelve a París para dar clases de pintura a la joven rica norteamericana Ruth Sterling.

En 1900 en Palermo pinta el retrato de «La baronesa Franca Florio Jacona de San Giuliano» de quien es huésped. El retrato no gusta al marido por el amplio escote y las piernas descubiertas. Modificado, tras la bancarrota de los Florio pasa a pertenecer en 1928 al barón de Rothschild por la enorme suma de un millón de liras. Robado por los nazis en París, el cuadro sufrió importantes daños en Alemania, tanto que fue necesario cortar la parte inferior.

En 1914 pinta uno de sus cuadros más conocidos «Retrato de la marquesa Luisa Casati», obra de una belleza intensa, casi estremecedora. Las pinceladas rápidas, de tipo impresionista, reflejan la energía rutilante de un personaje fuera de lo común.





La marquesa Casati, rica heredera italiana, reconocía su bisexualidad. Aquí parece sobresalir del torbellino de líneas de su vestido y del fondo, con una cara que contrasta fuertemente con el resto del cuadro por su finura de detalles y el realismo tanto del modelado como de los tonos rosados de la carne.  

Tras una vida llena de éxitos y plagada de relaciones sentimentales, Boldini se casa con la periodista Emilia Cardona, con la que sólo vivirá dos años. Boldini fallece en París el 1931.

Pintor de extraordinaria calidad y genialidad indiscutibles, que vivió en un tiempo, tal vez el adecuado, pero no en el lugar oportuno como muchos otros. El internauta pictórico




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